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Etnias En Honduras

LOS HICAQUES O TOLUPANES

JICAQUES O TULIPANES

Están ubicados en el centro montañoso de los departamentos de Yoro y Francisco Morazán, y según un cálculo grueso, podemos afirmar que no superan las 15 mil personas. Aunque sus comunidades ocupan un área bastante definida, no están todas territorialmente contiguas y están muy penetradas por población ladina, que se va mezclando por matrimonios. La identidad jicaque se cimenta en la posesión de las tierras de la tribu. Sus señales diacríticas son muy poco claras y, salvo una comunidad, todas han perdido su lengua. Es un pueblo sumido en gran pobreza y miseria.

Su riqueza son los bosques de pino, pero el negocio de la madera es fuente de corrupción. Las familias no reciben remesas del exterior. Por sí solos, tienen muy poca capacidad de incidencia frente al Estado, limitándose esta incidencia a la imagen que otros logren hacer con su hambruna y sus miserias. Carecen de grupos de "inteligentsia" que rescaten su memoria histórica. No tienen redes ni comunidades en las ciudades principales.

Los jicaques tienen un nivel de organización supracomunal departamental, la Federación de Tribus Xicaques de Yoro (FETRIXY), no libre de la burocracia y corrupción, que incide proactivamente ante el Estado cuando se une a la organización que representa a todas la etnias indígenas a nivel nacional, la Confederación de Pueblos Autóctonos de Honduras (CONPAH), con personería jurídica desde 1994. Algunos de los líderes del movimiento panétnico hondureño han carecido de una conciencia cultural indígena y se han centrado en mover a los pueblos indígenas a marchas hacia la capital y a huelgas de hambre que reivindican fundamentalmente tierra. Su apoyo lo han hallado en el Convenio 169 de la OIT, del año 1989, un instrumento legal aprobado por el gobierno de Honduras en un momento en que las leyes neoliberales estancaron la reforma agraria. De alguna manera, este Convenio ha ayudado a fortalecer algo la lucha por la tierra de las tribus jicaques, invadida por ganaderos a pesar de que los indígenas conservan sus títulos.

En 1992, en torno a los festejos de los 500 años del Descubrimiento de América y en 1993, declarado por la ONU Año de los Pueblos Indígenas, el movimiento indígena nacional fue apoyado por la cooperación internacional. Las comunidades no tienen capacidad económica para mantener una organización que sostenga al movimiento, ni para realizar acciones de protesta nacionales, como las marchas, a pesar de la austeridad y aguante de la gente que ha participado en ellas. En comparación con otras etnias, como los lencas, los tolupanes han participado poco en estas acciones.

¿Cuáles serían los factores determinantes para el desarrollo futuro de la identidad de los tolupanes? Uno, un desarrollo social y económico que les permita, al menos, salir de la miseria. Otro, la formación de capas de personas, a las que pomposamente llamamos inteligentsia, que rescaten y devuelvan al pueblo la memoria histórica de las terribles opresiones que han sufrido desde la Conquista y que les den orgullo por el estado de libertad seminómada en el que vivían antes de la llegada de los españoles, ya que es un pueblo que no puede basar su memoria en pirámides, como sucede con los chortíes de Copán. Paralelamente, deben ir surgiendo de las otras etnias líderes culturalmente conscientes. Resulta difícil pensar en la recuperación de su lengua, y no puede descartarse que esta etnia desaparezca mezclándose con un campesinado que trae identidades más sólidas de sus lugares de origen.